
La aguja pasa a través de las siguientes estructuras anatómicas antes de entrar al espacio subaracnoideo:
a) piel
b) fascia superficial
c) ligamento supraespinoso
d) ligamento
interespinoso
e) ligamento amarillo
f) tejido conectivo laxo que contiene el plexo venoso vertebral interno
g) duramadre
h) aracnoides.
La profundidad hasta la que tiene que pasar la aguja varía de 2,5 cm o menos en un niño hasta 10 cm en un adulto obeso.
A medida que se retira la guía, por lo general se escapan unas gotas de sangre, lo
que suele indicar que la punta de la aguja se halla situada en una de las venas del plexo vertebral interno y no ha llegado aún al espacio subaracnoideo. Si la aguja que penetra estimulase una de las raíces nerviosas de la cola de caballo, el paciente experimentará unas molestias fugaces en uno de los dermatomas o se contraerá un músculo, dependiendo de si se hubiese lesionado una raíz sensitiva o motora, respectivamente.
Puede determinarse la presión del líquido cefalorraquídeo conectando un
manómetro a la aguja. Cuando el paciente se halla en posición de decúbito, la presión normal es aproximadamente de 60 a 150 mmH2OO. La presión muestra oscilaciones que corresponden a los movimientos respiratorios y al pulso arterial.